dimecres, 9 de desembre del 2009

ojos que hablan, labios que callan.

- ¿Lo has oído?
- ¿oír el qué?
- Cómo te hablan mis ojos.
- Tus ojos no pueden hablarme…
- Claro que pueden. Te dicen lo que mis labios callan.
- ¿Y que callan tus labios?
- Seria demasiado arriesgado decírtelo.
- Arriésgate.
- No puedo. Están sellados hace tiempo. Nadie los escuchaba.
- Entonces tendré que ayudarles. Yo quiero oír que me dicen, temblar con su dulce sonido.
- Pero debes hacer algo arriesgado para ayudarles.
- Dime qué debo hacer.
- No hace falta que te diga nada, debes hacer lo que tus labios te dicten.
- Entonces creo que sé perfectamente qué hacer…

Y entonces fue cuando sus labios se juntaron en un ansiado beso y al fin comprendió qué decían sus ojos.